Imagina una vida sin amigos. ¿Sería posible? ¿Con quién compartirías tus mejores momentos?¿En qué hombro llorarías? ¿A quién le confiarías tus secretos?
Si tener amigos es un maravilloso, imagínate cuán espectacular es serlo.
¿Cómo sé si soy un buen amigo?
- ¿Escribo o llamo a mis amigos para preguntarles cómo están?
- ¿Expreso mi amor?
- ¿Busco pasar tiempo de calidad con mi grupo cercano?
- ¿Inspiro confianza?
- ¿Sé escuchar?
- ¿Dejo que mi amigo me cuente sus inquietudes?
- ¿Respeto y valoro sus opiniones?
- ¿Perdono los errores?
- ¿Me alegro por los éxitos de todos mis amigos?
La amistad real conlleva gratitud, lealtad y honestidad.
Si tu amigo es real y tú lo sientes así, déjaselo saber y sé la persona que él o ella se merece. Si ese amigo tiene sueños, apóyalo. Busca las maneras de acercarlo a esa meta. Dile cuán capaz es de lograr lo que se propone. No traiciones su confianza, cumple tu palabra y abraza con regularidad.
Ser un buen amigo te hace grande
Recuerda que, apoyando a los que te rodean, creces como ser humano. El corazón va aprendiendo de bondad, desprendimiento y fidelidad. Apoyar el sueño de un amigo no te hará estancarte, al contrario, te hará más fuerte, te abrirá los ojos al aprendizaje verdadero de la vida y te dará la satisfacción de que pusiste un granito de arena en la felicidad de otra persona que no eres tú.